Desde hace tiempo me persiguen las máquinas. Esto me recuerda una peli de serie B que vi hace muchos años, donde una excavadora monstruosa acosaba con saña hidráulica a un puñado de protagonistas vestidos con buzos de algodón. En mi caso, se trata de vehículos más livianos, como coches y bicicletas, pero suplementan su ligereza con una precisión diabólica. Hace un mes, sin ir más lejos (término muy apropiado para la naturaleza de lo que narro), me atropelló un Seat Toledo en una rotonda. La cosa no pasó de una contusión en el cóndilo interno de la rodilla (¡cóndilo!, qué nombre tan sugestivo: ¿no hace pensar, acaso, en un hueso lujurioso y lubricante?), aunque verme allí, tumbado patas arriba como una tortuga muerta, hirió seriamente mi dignidad. Naturalmente, me cisqué en todos los parientes del chófer, que pálido y desencajado me condujo cívicamente a un hospital. Lo peor, sin embargo, ha venido de la mano de los numerosos médicos, abogados y forenses que han aparecido en mi vida desde entonces, un enjambre de insectos babosos y carnívoros. Prefiero omitir los detalles, para no empañar la delicada arborescencia de este blog. Lo curioso, no obstante (en una especie de parábola inversa), es que desde que tengo trato con ellos me han entrado ganas de atropellarlos al anochecer. Cuando salen de sus consultas y bufetes, orgullosos de su prestigio, orondos e impasibles. Reprimiré esos impulsos poco edificantes. Sobre las bicicletas asesinas, las que acechan sibilinamente en los chaflanes del bulevar, hablaré otro día.
jueves, 20 de enero de 2011
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¡Bravo! :-) Un verbo certero como una flecha bien lanzada. Así se escribe, felicidades.
ResponderEliminarUn seat toledo? Ostras, ya q te pones, debería haber sido un mercedes o un bmw. :)
ResponderEliminarEspero q estés bien.
Gracias, Ana!
ResponderEliminarMe recupero con la ayuda de una excelente masajista, Sara! Estoy bien, besos.
ResponderEliminarYo si lo deseas por un módico precio me encargo de saldar cuentas, además se ser hija-taxista, según está el panorama de los recién licenciados, la actividad de sicario me parece más que edificante.
ResponderEliminarValoraré tu aportación, hija. No te veo con revólver, a pesar de que seas fan de Tarantino.
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