Es mi primera novela. Antes de que se convirtiera en este hijo de papel (recién nacido, con 172 páginas o gramos de peso), estuvo hibernando un tiempo en un cajón, como aconsejan los autores experimentados y luego rodó sin pena ni gloria por media docena de editoriales de prestigio, alguna de las cuales me sugirió que recurriera a un agente (me veía convertido en un escritor con pipa y chaqueta de tweed, recibiendo en mi casa de campo a una mujer de mirada ardiente y actitud neurótica) e incluso, en un alarde de altivez desidiosa o simple desdén, me recomendaron que lo enviara a sellos “independientes”, pues ellos ya tenían su nómina de autores consagrados repleta (pardiez, mira que hay escritores en este país de perfil reputado…y eso que uno lee bastante morralla). Tal cosa hice y de forma afirmaré que milagrosa (dado que para moverse en este mundo, aunque se trate de la editorial más peregrina, necesitas algún contacto), la gente de Baile del Sol aceptó mi manuscrito y ahora, seis meses después de que me enviaran un email, ha salido a la luz.
No diré más. Se titula “El viaje del idiota” y el tiempo lo pondrá en su sitio. Quizá tenga yo que hacer un viaje interior por culpa de ella. El prologuista, al que tendré que besar los pies, dice que es una novela que “al principio hará reír, luego pensar y finalmente llorar”. Ahí es nada. Me conformaría con que entretuviese y removiese en el fondo de algún cerebro (seguramente femenino) un puñado de dudas.
Entre tanto, no puedo dejar de mirarla como si la hubiese encontrado en el fondo de un arca llena de doblones de oro.
No diré más. Se titula “El viaje del idiota” y el tiempo lo pondrá en su sitio. Quizá tenga yo que hacer un viaje interior por culpa de ella. El prologuista, al que tendré que besar los pies, dice que es una novela que “al principio hará reír, luego pensar y finalmente llorar”. Ahí es nada. Me conformaría con que entretuviese y removiese en el fondo de algún cerebro (seguramente femenino) un puñado de dudas.
Entre tanto, no puedo dejar de mirarla como si la hubiese encontrado en el fondo de un arca llena de doblones de oro.
P.D.: No duden en robarla de las bibliotecas o pedirla prestada, incluso de comprarla tras insistir a su librero "que sin embargo, existe". El domingo 13 de junio, metido en la caseta 262, firmaré por la mañana ejemplares en la Feria del Libro de Madrid: a quien no le haya gustado, puede ir a tirar tomates, o despacharse en este blog. Salud y libertad.