Antes de los nietos, de los hijos, del divorcio, de aquella operación a vida o muerte, de la cátedra, de los años de esplendor, de mi juventud, del primer orgasmo, de los veranos eternos, de los pasos vacilantes, de la primera luz, del grito envuelto en una placenta pegajosa, del útero, antes de todo eso, sabía que tenía las horas contadas.
miércoles, 20 de octubre de 2010
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He empezado tu libro. Vas a la vez q Perez-Reverte (puñetera manía de leer más de un libro a la vez) y como voy a tope estos días, supongo q no tendré mucho tiempo para dedicarlo al placer de la lecura. Pero me está gustando. Seguiremos informando.
ResponderEliminarPues a la espera quedo. Un abrazo.
ResponderEliminarHermosa reflexión, Sr.Paz. Yo ansío, sin embargo, las que me quedan por vivir gracias a las que ya conté.
ResponderEliminarAguda reflexión también la tuya
ResponderEliminarHola, acabo de descubrir tu blog de casualidad. Me he parado a leer un par de entradas. Voy a seguir...
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