jueves, 24 de febrero de 2011

enlascallesloslabios

Me encuentro a Juan en una de esas calles sucias y estrechas que vengo cruzando desde mi niñez y, después de recomendarme con voz de converso La broma infinita de Foster Wallace, me pide que me mire las uñas. Extiendo la palma en lugar de replegar los dedos y me dice que así es como lo hacen las mujeres, o al menos las mujeres coquetas, dejando en el aire una sospecha furtiva sobre mi virilidad, no sé si social o cromosómica, pero a estas horas, con el estómago vacío, mis manos sólo buscarían esos pechos blancos que se pronuncian bajo mallas de acero y que tienen la fragilidad trémula y nupcial de una manzana virgen. Puedo imaginar, en medio de la nieve, a una joven que cabalga rítmicamente hacia mí, aunque en la calle (los callejones anónimos que vengo recorriendo desde mi niñez) se ven mujeronas con bolsas de plástico, embrutecidas por el tiempo, al igual que esos niños grises que pierden la gracia y el candor en la penumbra de los hospicios. Los hombres no merecen mejor suerte que la que tienen, pero ningún Dios debería permitir que las mujeres perdieran su belleza, la de los veinte años, por efímera que fuese, no sólo por una cuestión de canon estético, o de justicia poética, sino porque bajo su mirada el mundo sería un infierno dulce, la única de las razones por las que merecería vivir en él, en un reino de cielos salvajes, con todos nosotros merodeando las calles (las calles tristes de nuestra niñez) y la zarza tierna de sus labios.

5 comentarios:

  1. Con la edad, más que la belleza de las mujeres, a mi lo que realmente me mosquea es ese algo misterioso que tienen, como los camellos de farlopa, que sólo les miras y ellos te entienden.

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  2. Una de esas calles sucias y estrechas, dices. Joder, !es la calle donde vivo yo!. Ya me decía mi madre que por lo menos me sacase el Graduado Escolar.

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  3. jajajaja... genial Juan Eh!!

    Y a ti, Miguel, te pregunto: "¿Pero acaso existe un Dios?", deja, respondo yo misma: -¡¡ni uno ni dos!!

    Calles como la que describes son zona VIP para algunos que ni siquiera tienen calle donde caerse muertos.

    Un abrazo.

    (tengo un mal día, ¿se nota?)

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  4. Geles, Juan...creo que deberíais entablar una conversación sobre calles y ateos. Un abrazo a los dos.

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  5. Yo no sé si voy perdiendo belleza, lo que veo es que me hago cada día más cínica y egoísta. ¿Dices que es culpa de diós?

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