Mentiras, sólo hay mentiras, no sólo de los políticos, de los cuentistas de zoco, sino de las personas que admiras, de ti mismo, de aquellos a los que socorriste, de los que te prestaron su ayuda en el pasado. Mentiras opulentas, como falsos escenarios de cartón, envolviéndolo todo, poniendo biombos negros sobre las rosas de tu memoria. Mentiras que acabas creyéndote, ufanas, silenciosas, mentiras que leen el libro de tu propia vida sin que te des cuenta. Mentiras cuando lloras, cuando viajas, cuando te estremeces, en la orilla de las islas, tierra adentro, en el fondo del mar, cuando rompes los jarrones, cuando persuades a tus amigos de lo que les dices es verdad. Mentiras seductoras, sabrosas, fértiles, mentiras como cálido estiércol pintando el paladar de tu boca. Mentiras en la plaza de los hombres desolados, de los niños hambrientos, de las mujeres que caminan sobre tacones de aguja. Mentiras en las iglesias y las murallas, en los cementerios, en la solapa de los mapas, en los paraísos que nos construyeron, en las hojas marchitas de tanta verdad. La verdad, quién quiere la verdad, yo vivo de mis mentiras, como otros lo hacen en la cola de un vagón, proscritos que carecen de nombre y bajan a dormir en estaciones vacías. Alguien alza una piedra y la arroja en medio de un bosque: la mentira es esa piedra que quiebra a su paso todas las ramas y duerme eternamente en el lecho de un río.
miércoles, 23 de marzo de 2011
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Cada cuál elige la mentira que quiere creer, tu conveniencia es comparable a la del otro, ¿qué es verdad?, hasta la propia palabra hace dudar: ¿con 'v' o con 'b'?, oh, perdón, ahora se diría: ¿con 'be baja' o 'b alta'?, pero... ahora dudo de si 'be baja' se escribe con 'b' o con 'uve'.... hmmmm...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Miguel.
Un abrazo grande
ResponderEliminarNo queda más que sumarse a la falacia y convertirse en mentirosos profesionales. Yo, de hecho, nací con esa vocación.
ResponderEliminar(Es curioso que mi entrada vaya sobre algo parecido...)
Encantada de conocerte,
Salomé.
Hola, Salomé...Por cierto, lo de atracar confiterías, estupendo...pero...¿bañarte en gasolina? Bueno, no seré yo el que censure los gustos ajenos. Un saludo cordial.
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