lunes, 25 de abril de 2011

El cementerio de los astronautas

Al caer la tarde, distingo con nitidez las viejas lunas que ruedan por el horizonte. Parecen, en su orfandad, pares sueltos de zapatos. Resulta curioso pensar que, precisamente, cuando alguien muere, suele quedarse con un solo pie calzado. Rotan con pereza y se rozan con sus luminosos anillos de helio. La noche en el espacio no puede ser más temible y opaca. Todos los cementerios lo dicen, pero éste lo hace con un suave y extraño júbilo: os espero entre mis lápidas blancas, bajo el polvo rojo que pisáis, en la usura sensual de la muerte.

Soy el último astronauta que queda en Marte. Cuando llegue la tormenta, como el lacre de una carta póstuma, el cementerio habrá desaparecido.

3 comentarios:

  1. Siempre he creído que los cementerios son lugares para vivos, no para muertos.

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  2. Comparto esa teoría...sobre todo si lleva uno un buen libro o una chica de la mano.

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  3. coincido. cultivar el huerto... con libros, chicas; y no necesariamente en ese orden.
    gracias por tus amables palabras, recogidas en mi página.
    saludos sinceros

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