martes, 2 de junio de 2009

El nadador

Cuando aquel médico con barba de derviche somalí me dijo que tenía la columna torcida y que, salvo que nadase como un descosido, tendría que colocarme un aparato ortopédico, yo aún no había leído El nadador, de John Cheever. Tenía quince años, así que la opción de pasearme con un collarín delante de las chicas del instituto fue rápidamente descartada en favor de la piscina olímpica: empecé haciendo media docena de largos, pasé a quince, luego a veinte, y al cabo de un año me comía ochenta diarios. La columna se enderezó, mis espaldas se ensancharon y, como efecto rebote, se acentuó mi misantropía. Sin saberlo, estaba en las páginas de Cheever y me había convertido en un nadador solitario, que procuraba meterse en el agua a horas en las que no había público. No siempre lo conseguía. A veces llegaba un grupo de descerebrados que, viendo a la socorrista, se dedicaba a hacer payasadas y me impedían nadar con calma. Aquel día tuve que salir antes y mientras me secaba el pelo vi cómo la turba de mamelucos invadía los vestuarios. Uno de ellos asomó el pie desnudo bajo la puerta y, sin pensármelo dos veces, me giré y se lo aplasté con ahínco. Oí como un chasquido y luego un aullido feroz, bestial, que resonó igual que un violín desquiciado a lo largo del pabellón. Acabé de secarme el pelo y al salir me crucé con la socorrista, que me miró asustada. “¿Has oído el grito?”, me preguntó. La verdad es que era una preciosidad. Moví negativamente la cabeza y componiendo la mejor de mis sonrisas, abrí la puerta y salí.
Ese cuento que he nombrado de Cheever, por cierto, es uno de los mejores que he leído en mi vida.

6 comentarios:

  1. Ahora la historia ha cambiado y la natación está estrechamente ligada a tu crisis de los cuarenta,igual que la pasta que te gastas en cremas, así que déjate de Cheever papaito.

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  2. Hay cosas q se hacen mejor en soledad.

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  3. Querida hija. Stop. Dado que con veinte añitos ni siquiera cubres cuatro largos. Stop. No quieras compararte con tu padre. Stop. Y además. Stop. Yo te descubrí a Cheever. Stop.

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  4. Me lo apunto para leerlo, que he sido, y soy aún, a veces (cuando encuentro tiempo para ir a la piscina), una misántropa que transpira cloro.

    (y que añora volúmenes polvorientos y sólo encuentra libros nuevos que ni siquiera huelen a tinta).

    Saludos :)

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  5. Qué coincidencias! Ayer leí el cuento y descargué la peli (que está esperando a que acaben los exámenes)

    Esto es como cuando alguien te explica lo que es un kindle y te encuentras con una versión digital de la biblia

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  6. Hombree, "El nadador". Muy bueno. La peli también. La pillé empezada (como siempre) en una de esas cadenas de cine. Poco a poco fui descubriendo que era una adaptación del cuento de Cheever y me prestó más por lo inesperado.

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