En los trenes de la mañana hay vagones que huelen a pis
hombres con papada que fuman en el andén
ancianos con un frío marchito en los ojos
chicas con una noche cárdena en los ojos
maquinistas con lamparones en el chaleco
un solo zapato tirado en las vías.
La tracción de los vagones es una chapa de humo.
Suelo quedarme pegado a la ventana
dentro de poco tendré sesenta años
pero aún no lo sé
y miro el mentón de las azoteas
la simetría de las grúas
el sol como una cuchara
las torretas de la luz
mi propio rostro
bajo el cielo
espiándome a hurtadillas.
Si llegase a tiempo de besarte
solo a tiempo
renunciaría a mi mañana
a los viajes en tren
a las lágrimas de mi madre
haciéndome el bocadillo
con sus manos en llagas
que ya no pueden consolarme
diciéndome adiós
la luz de la cocina
ebria de tristeza.
Desciendo en el apeadero
siempre vi palomas ciegas
y un mendigo sin cartones
asisto a clases de mecánica
se demora la tarde
cierran las aulas
los apuntes bajo el brazo
regresaré a los andenes
los viejos de ira marchita
las chicas sin sueño en los ojos
me acordaré de ti
sellaré un corazón
en el vaho de la ventana
antes del olor soez
el olor a humo
el olor a pis
en los vagones cárdenos
de los trenes sin mañana.
miércoles, 21 de marzo de 2012
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Es como un circulo. Lo que me gusta de los trenes es su sonido a la una y tres de la mañana.
ResponderEliminarMe gustan las historias circulares, los trenes las simbolizan muy bien. Los trenes de madrugada son especiales...sin embargo, no diré que los de las tres me entusiasmen si me despiertan, ja, ja.
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