A veces, como quien emplea mucho tiempo en afeitarse, o en estirar una sábana recién lavada en la hierba, pienso en la flaqueza sensual de la lentitud. He odiado todas las tardes de los domingos, excepto aquella en la que Masca me persuadió para que hiciéramos una pintada contra la OTAN en la fachada del Ayuntamiento (por Júpiter, no ha llovido desde entonces): nada de prisas, me susurró, esto hay que hacerlo bien, seguro que los alguaciles están jugando al mus. A Masca le habían echado del instituto por perezoso, pero lo que no sabían es que él promovía el comercio del sosiego, el secreto de la lentitud, su disidencia privada y hermosa. Le acompañaba cuando iba a comprar winston de contrabando y nos podíamos pasar horas sentados al volante, silenciosos, siguiendo una ruta de chigres fronterizos. Conducía despacio, supongo que hacía el amor despacio y hablaba sólo lo justo. Le perdí la pista hace años, más o menos cuando mi vida empezó a precipitarse, no sé muy bien hacia dónde. Sigo aborreciendo las tardes de los domingos, pero es que son, si no me equivoco, el reverso siniestro de la lentitud.
jueves, 9 de abril de 2009
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ResponderEliminar"La puntualidad es una obra de arte" esto dijo Robert Walser. Apuesto a que otros elogian la impuntualidad. Y esto es una cuestión de perspectivas que perjudica la convivencia entre lentos y rápidos. Masca debió tener muchos probemas para la supervivencia en un pais de blancos.
ResponderEliminarWalser era un jodido suizo: qué iba a decir. La lentitud, en estos tiempos que corren, es uno de los últimos actos de insurgencia posibles. También es cierto que yo como las natillas a toda velocidad: contradicciones existenciales.
ResponderEliminarEl canon elemental de la estética gastronómica prescribe que las natillas han de comerse a toda hostia, esto lo sabe cualquiera, es de manual urbano.
ResponderEliminarAhora entiendo yo por qué siento eso odio visceral hacia tal dia día de la semana...
ResponderEliminarUna pasada tu blog.
A medida q cumplo años, me gusta pasear más despacio. No es q no pueda ir deprisa, q puedo; es q no me da la gana. Y las natillas me las tomo también despacio.
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