lunes, 29 de junio de 2009

Roxanne

Recuerdo la primera vez que oí la versión acústica que Sting hizo de su Roxanne en un concierto de Amnistía Internacional. De eso hace siglos. Me lo había grabado un colega en una cassette que yo colocaba en un reproductor jurásico que ponía sobre la mesa que utilizaba para estudiar, que en sus tiempos había servido a mi madre de superficie para su máquina de coser. Junto a la ventana abierta, que daba a uno de esos patios cerrados que se ven en las películas italianas, yo elevaba el volumen a tope y más de un vecino se asomaba a la suya en camiseta, no para celebrar aquella maravilla, sino para gritarme que estaba como una puta maza. Al caer la tarde, la voz de Sting sonaba con la turbia dulzura de un demonio triste, como un cuchillo entre aquellas fachadas llenas de tiovivos herrumbrosos. Un cuchillo hecho con esquirlas que explotaban como luz pura dentro de mi cabeza. Es igual que ahora la haya bajado de Internet y la escuche en golosinas tecnológicas de última generación. Nunca será lo mismo, y lo peor de todo es que esa música, ajena al paso del tiempo, es decir, de mi propia decrepitud, sigue sonando entre aquellas paredes, rebotando solitaria lejos de mí.

3 comentarios:

  1. Tienes razón, hay canciones que no pasan de moda, y esta es una de ellas.
    Me ha gustado la entrada, y me ha hecho recordar viejos ( y tan viejos ¡ uf ! ) tiempos.
    Yo también tenía un reproductor jurásico, de aquellos enormes que ocupaban media mesa, y no me gritaban los vecinos del patio, pero si lo hacía mi madre cuando lo ponía a todo volumen, mientras trataba de tener arreglo ;) y me pintaba los ojos a escondidas para intentar ligar. Casi nunca lo conseguia, pero tenía su aquel, y era una aventura intentar salir por la puerta sin que los padres se dieran cuenta que su niña iba pintada como una puerta. Ahora apenas lo hago ( pintarme), son cosas de la edad y de esa rebeldía que tenemos en la adolescencia. Era una aventura tratar de salir disimuladamente, esconder el tabaco en el fondo del bolso para que no se enterasen de que estaba aprendiendo a fumar por si fiscalizaban mis posesiones, y también lo era imaginar lo bien que lo íbamos a pasar en la discoteca o en el cine esa tarde, aunque al final no ocurriese nada que tuviera que ver con las fantasías que te montabas en la cabeza.

    Saludos.

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  2. Sting era, para mí, el tío mas guapo, mejor plantao, más comprometido con sus ideales y de mejor voz del mundo. Con el tiempo me he dado cuenta de q a lo mejor no era para tanto lo del compromiso (casi nunca lo es), y q esa aureola maravillosa era, sobre todo, producto de ese momento agridulce de la adolescencia. Me sigue gustando mucho esa canción.
    Y lo sigo viendo guapo y bien plantao, q le vamos a hacer.

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  3. La verdad es que sigue conservando cierto "ángel".

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